La imagen de Nuestra Señora de Belén, atribuida recientemente a Francisco Salzillo, permanecerá en el Museo hasta finales de mayo
La talla, expuesta dentro del programa ‘La obra invitada’, fue adquirida por un coleccionista privado en una subasta en Barcelona en el 2016 - Los trabajos de restauración, realizados entre 2017 y 2018, permitieron llegar a una imagen con “más fuerza y más naturalidad”
Hasta finales del próximo mes de mayo (mes de la Virgen), el Museo Salzillo de Murcia acogerá la imagen de Nuestra Señora de Belén, expuesta en la sala de los Bocetos del Museo desde el pasado mes de noviembre de 2020, dentro del programa ‘La obra invitada’. Hasta este momento, la talla (propiedad de un coleccionista privado) nunca antes había sido expuesta.
El Museo Salzillo de Murcia organizó el 9 de abril una conferencia denominada: ‘Identidad encontrada. Método y técnicas para el estudio y atribución de Nuestra Señora de Belén’, que fue impartida por el historiador del Arte y comisario de la exposición, Santiago Espada Ruiz, y por el restaurador de la talla, José Martínez Soler.
La conferencia fue presentada por la directora del Museo Salzillo, María Teresa Marín, y por el presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, Emilio Llamas.
Desde el primer momento, Según los estudios de Espada Ruiz, “la obra presentaba rasgos estilísticos que evidenciaban un parentesco con la obra de Salzillo”. El estudio y análisis han desvelado que, en ambas piezas, tanto lo visible como lo invisible, son reflejo de los rasgos y acabados propios de Francisco Salzillo. Muestra a su vez asombrosas similitudes con otras imágenes ‘de vestir’ del genial escultor murciano.
La imagen salió a subasta pública en el año 2016 en Barcelona y fue adquirida por un coleccionista privado. El lote lo configuraba tres piezas, una Virgen y dos Niños Jesús. No se hacía alusión ni a Francisco Salzillo, ni a la escuela murciana.
Durante su intervención, Espada llevó a cabo una descripción de su trabajo de investigación, el cual surgió, según explicó, “dentro de un master universitarios sobre métodos y técnicas de investigación avanzadas de investigación histórica, artística y geográfica”.
La imagen carecía de documentación y estudios previos, el proyecto de investigación era privado, pero por la calidad de la pieza se consideró que era preciso “despojarla” de ese anonimato para poder mostrarlo a la ciudadanía. Así llegó al Museo Salzillo de Murcia.
Una talla sin documentación ni estudio previo
Del estudio se concluyó que la talla la realizó Francisco Salzillo en los años 60 del siglo XVIII, por la exactitud del proceso creativo, al compararla con otras imágenes realizadas y documentadas del escultor murciano. Además, Espada dijo que “gracias al coleccionismo privado es posible recuperar un patrimonio histórico-artístico para Murcia”.
La talla procedía del mercado del arte, sin documentación alguna, ni estudio previo, por lo que, según explicó Espada, “lo más pertinente era realizar un estudio interdisciplinar con el que la propia obra fuese la fuente”.
La metodología empleada se englobó en tres grupos fundamentales: estudio de análisis histórico-artístico, el método más tradicional en el que hasta ahora se había basada la historia del arte; estudio de análisis histórico-científico; y un estudio y análisis comparativo con obras documentadas de Salzillo.
El historiador de Arte explicó que toda la producción de Francisco Salzillo podría englobarse en dos grupos fundamentales: escultura de ‘bulto redondo’ y escultura ‘de vestir’. Nuestra Señora de Belén pertenece al segundo grupo. Una obra “non finita”, inacabada, en la que Salzillo “concentra su maestría en el rostro y las manos”. El resto del cuerpo es solamente un esbozo anatómico destinado a ser cubierto con indumentaria y orfebrería.
Dijo que “Francisco Salzillo es, quizás, uno de los artistas que más estudios e interés ha acaparado de los historiadores e investigadores”, pero apunta que “aún pueden ser muchas más las líneas que podrían escribirse del escultor teniendo en cuenta algunos ejemplos que se conservan en la Región y que son perfectamente atribuibles a Salzillo”.
Tres fueron las imágenes que tomó como referencia para el estudio de la talla. Se trata de la Virgen del Rosario de La Alberca, la Virgen del Carmen de Lieto y la de la Candelaria de Murcia. Según el investigador, “las imágenes ‘de vestir’ de Salzillo tienen unos rasgos y unas características muy singulares que las hace muy reconocibles y prácticamente muy similares entre sí”. También añadió que es muy difícil que dos escultores hagan rasgos tan similares en las imágenes ‘de vestir’.
En el caso de la figura del Niño, Espada dijo que con los niños “sí que hay más variedad fisionómica”. El Niño de Nuestra Señora Belén se comparó para el estudio con el de la Virgen del Carmen de Orihuela, el Mayoral del Museo de Santa Clara y el de San José de la Iglesia de San Nicolás de Toledo.
Otro capítulo de investigación fue la vestimenta. Se quiso “devolver la estética original”, llegando a una aproximación lo más acertada posible. “Salzillo se implicaba al máximo en la indumentaria de sus esculturas, pero se desconoce cómo sería la de Nuestra Señora de Belén”. En este sentido, se llevó a cabo una aproximación al tiempo histórico en el que fue creada la talla.
Se optó por una vestimenta confeccionada con tejidos neoclásicos. El manto precisó un trabajo de restauración. Además, por deseo del propietario, se eligió una peluca decimonónica; con reproducciones inspiradas en modelos del siglo XVIII de la corona, nimbo y joyería. La peana también es una reproducción del XVIII.
Trabajo de restauración
En cuanto a la labor de restauración, los trabajos fueron realizados por José Martínez Soler, quien dijo que se trataba de una talla en la que “se realizaron intervenciones con anterioridad y diferentes repintes a lo largo de su historia”. La restauración se llevó a cabo en los años 2017-2018.
Explicó la técnica de realización de la obra, además de que el estudio analítico se hizo mediante Rayos X, Luz UV y análisis de capa policromada.
Martínez Soler dijo que la imagen (cuando llegó al taller) presentaba agrietamientos estructurales, pérdidas volumétricas, pérdida y levantamiento de la capa polícroma y repintes, además de añadidos o reposiciones de intervenciones anteriores.
También detalló el proceso de intervención de la obra, que se centró en la consolidación de los agrietamientos; eliminación de repintes (el Niño sufrió más repintes que la Virgen); eliminación de tela y empapelado; reposición de tornillos en brazos y anclajes (para evitar más daños); reconstrucción de volúmenes; estucado; reintegración cromática; reintegración cromática; y reposición de pestañas. Todo este trabajo llevó a que la imagen tuviera “más fuerza y más naturalismo”.