El Belén de Salzillo a través de Nicolás Almansa
Decía Walter Bejamin que cualquier obra de arte ha sido siempre susceptible de reproducción y que incluso a la mejor acabada le falta algo: el aquí y el ahora, su existencia irrepetible en el lugar en el que se encuentra. Es más, la era de la reproductibilidad traería inevitablemente la pérdida del aura de la obra de arte a pesar del acercamiento a las masas. Este pensamiento, tan vital para la filosofía y la estética del siglo XX, quedó fijado en su obra de 1936.
Es curioso ver cómo en el siglo XIX las copias de obras de arte tenían incluso una consideración mayor a la que tendrían con posterioridad. Los copistas eran los visitantes más asiduos a los museos y eran momentos en los que se creaban calcografías en los grandes templos del arte, así como los de reproducciones, a imagen del fundado en París por Viollet-le-Duc. Tal y como señaló Paul Valéry, al final las grandes transformaciones técnicas operaron sobre la inventiva y modificaron de una manera maravillosa la noción misma del arte. Puede que a mayor reproducción de una obra, mayor valor adquiera ante la mirada de las masas, aún a costa de la pérdida de su aura. Pero ésta seguirá estando presente en la obra original, por lo que en cierta manera ello aumente su grado de veneración, sobre todo en el espacio sagrado del museo, en la tónica más hegeliana del arte.
José Nicolás Almansa (Murcia, 1921 – Ciudad de Guatemala, 1998) escribió que copiar la naturaleza está bien, interpretarla, mejor, y comprenderla es “la forma excelsa de pertenecer al cosmos”. Con la copia realizada al Belén de Salzillo, Nicolás Almansa se plegó al deseo de su comitente, el empresario y antiguo directivo del Real Murcia, Manuel Guillén Cerezo, por lo que debía reproducir casi con total exactitud el famoso Belén que hiciera Francisco Salzillo a partir de 1776 para el noble murciano don Jesualdo Riquelme y Fontes. Y en efecto, así lo hizo, pero supo interpretarlo de forma personal y con total seguridad su estudio y acercamiento al de Salzillo fue tal que llegó a comprender su esencia como pocos y a capturar parte de su aura.
Aunque la mayor parte de su obra fue realizada en Guatemala, José Nicolás Almansa es bien conocido por la donación a su muerte a la Universidad de Murcia de algunas de sus obras y bocetos, expuestos hoy en SU MUSEO, en una sala que lleva su nombre, así como por la copia del Belén de Salzillo mostrada cada Navidad por el Ayuntamiento en el Palacio Episcopal de Murcia, tras su adquisición en la década de los años cincuenta. En la actualidad, este Belén de más de ochenta piezas, se conserva en el Museo de la Ciudad y hace años que no se expone al aire libre para su mejor conservación.
Esta Navidad de 2012, el Museo Salzillo y el Museo de la Ciudad de Murcia, han unido esfuerzos para poder presentar ambos belenes en la sala de exposiciones temporales del Museo Salzillo y por recuperar una historia conocida en el ámbito del mundo del belenismo murciano y estudiado en 1982 por María José Díaz y José María Gómez. Es, por tanto, la primera vez que ambos belenes, original y copia, se exponen de forma conjunta en el Museo Salzillo, y por ende, prácticamente en el mismo espacio, aunque en diferentes plantas. En cierto sentido la copia se acerca mucho más al original, potenciándose ese aura de la que hablaba Benjamin.
Fue en 1951 cuando Manuel Guillén Cerezo encargó una reproducción del Belén de Salzillo a José Nicolás Almansa. Para ello, el escultor de Algezares visitó en innumerables ocasiones el Museo Provincial de Bellas Artes de Murcia, donde estaba instalado el Belén, mientras se construía el Museo Salzillo. Allí, día tras día realizaba bocetos en papel, que luego llevaba a la arcilla, sobre la que se fabricaban los moldes en escayola. Durante varios años fue realizando este trabajo en colaboración con otros artistas, como Pedro Chico y Antonio Turpín Botella. Juan Díaz se encargó de ayudarle en la policromía y las arquitecturas fueron realizadas por el carpintero de Espinardo, Justo Ruiz Galán, hijo. Según narran Díaz y Gómez (1982) en realidad Nicolás Almansa no tenía permiso para la reproducción, e incluso llegó a tener problemas para acceder al Museo Provincial, aunque los mismos bedeles le ayudasen a salvar estas dificultades.
Cuando la copia del Belén fue expuesta en 1952 en la I Feria Provincial de Muestras comenzó la polémica, por lo que se paralizó cualquier nuevo intento de reproducción. Tanto desde el Museo Provincial de Bellas Artes como desde el Museo Salzillo se elevaron informes a la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio en los que se aconsejaba la compra de moldes y copias, por el temor a que la industrialización y comercialización restase valor al original. Se llegaron a realizar tres copias, una de las cuales la regaló el empresario al jefe del Estado por el nacimiento de su nieta. José Nicolás Almansa, junto con algunos de sus colaboradores lo llegaron a instalar en el palacio de El Pardo. Otra de las copias fue la adquirida por el Ayuntamiento de Murcia y la tercera, según Díaz y Gómez, fue regalada por Guillén a Juan Antonio Samaranch.
Pocos años después, ya inaugurado el Museo Salzillo, con Juan Torres Fontes como director, el empresario ofreció los moldes al Estado por ciento cincuenta mil pesetas. Finalmente, por Orden Ministerial, siendo director general de Bellas Artes Gratiniano Nieto Gallo, el Estado compró “los moldes que reproducen, con ligeras variantes el Belén de Salzillo” por noventa mil pesetas para ser destinados al Museo Salzillo de Murcia (O.M. de 4 de marzo de 1963). Por tanto, el próximo mes de marzo se cumplirán los cincuenta años que han transcurrido desde su adquisición. Desde aquel momento quedaron almacenados en las instalaciones del museo, sin que nunca se llegaran a exponer. En la actualidad se encuentran emplazados en una de las salas adjuntas de las tribunas de la iglesia de Jesús y en los últimos años, tanto el personal técnico del museo como la restauradora de la Cofradía de Jesús, han realizado las labores de inventario, catalogación, fotografiado y tratamiento de conservación preventiva en colaboración con alumnos de Bellas Artes e Historia del Arte de la Universidad de Murcia, e incluso con un alumno de Restauración de la Universidad de Huesca. Están colocados en estanterías metálicas y conservados en cajas de poliespán envueltos en papel ph neutro.
Con ocasión de la presente exposición temporal, el escultor Juan Martínez Lax (Murcia, 1946) ha realizado dos pruebas con los moldes, tanto de un ángel como de uno de los pajes del cortejo de los Reyes Magos, verificando su perfecto estado.
Transcurridos estos cincuenta años desde que su adquisición, hemos querido dar a conocer por vez primera en una exposición temporal la historia de los moldes del Belén, que incluso alguna vez se ha creído que fueron destruidos, cuando en realidad todos ellos se conservan en perfecto estado de conservación. Se nos presenta así una ocasión única para poderlos contemplar en parte junto al belén de Salzillo, esa gran joya del barroco español, que tanta admiración ha causado a lo largo de su historia y junto con el belén interpretado por José Nicolás Almansa a mediados del siglo XX.
María Teresa Marín Torres
Museo Salzillo