Museo Salzillo de Murcia
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Obra invitada: Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo


Del 11 de noviembre de 2020 al 28 de mayo de 2021

Colección privada
Comisario y texto
: Santiago Espada Ruiz
Coordinación: María Teresa Marín Torres y Germán Cantero Martínez
Diseño gráfico: José Luis Montero
Fotografía: Joaquín Zamora


El Museo Salzillo presenta como obra invitada la imagen de Nuestra Señora de Belén, una creación inédita atribuida a Francisco Salzillo y Alcaraz por un reciente trabajo de investigación.

La pieza procede de una colección particular y con ella se ofrece al visitante lo que Valeriano Bozal definiría como una experiencia estética única e insólita.

Los museos hace tiempo que dejaron de ser meros contenedores de obras de arte para alzarse como verdaderos generadores de cultura. Dentro de la teoría museológica más actual, los museos son considerados como los nuevos templos para la investigación.

Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo

En ese sentido, el Museo Salzillo, siempre abierto a la difusión de nuevos planteamientos, estudios e investigaciones vinculadas o relacionadas con la figura de Francisco Salzillo, acoge dentro de su programa «La obra invitada» esta escultura religiosa nunca antes expuesta al público.

La notable calidad artística de la obra, sus cualidades escultóricas, así como el rigor de los trabajos de investigación y restauración efectuados en la obra, han sido los factores que han motivado despojarla de su anonimato en esta exposición temporal.

Nuestra Señora de Belén representa a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos.

La imagen de la Virgen es una creación escultórica concebida para ser vestida, a fin de humanizarla y acercarla al aquí y ahora del creyente, por ello solo tiene completamente talladas y policromadas la cabeza y las manos, quedando el resto del cuerpo non finito, un mero esbozo anatómico.

El niño, en cambio, es una escultura completa de bulto redondo.

La Virgen de rostro jovial pero majestuoso, dulce y sereno, deposita su mirada en quien se le aproxima, emanando de ella una intensa fuerza y magnetismo.

El niño, de sonrosado rostro risueño y ondulado cabello, se muestra desnudo.

Desde el primer momento, la obra presentaba rasgos estilísticos que evidenciaban un posible parentesco con la producción de Francisco Salzillo.

Su estudio y análisis pormenorizado desveló, que tanto lo visible como lo invisible de ambas piezas son el reflejo de los rasgos y acabados propios de la genialidad artística del maestro Salzillo para ambas tipologías escultóricas, en los cuales se reconoce el exquisito y singular tratamiento de la anatomía y la fisiognomía que el imaginero murciano otorgaba a sus obras.

En Salzillo, casi son tan determinantes los rasgos fisiognómicos como los fisionómicos y las propias obras nos han servido de fuente primaria para la investigación.

En ese sentido, la imagen de Nuestra Señora de Belén ha sido objeto de un estudio comparativo, que revela asombrosas similitudes, con otras imágenes «de vestir» realizadas por el maestro, como la Virgen de la Candelaria de Santa Eulalia, la Virgen del Rosario de La Alberca, la Santa Catalina de Siena de «Las Anas» o la Virgen del Carmen de Liétor, y con otras de talla completa como la Inmaculada de «Las Claras» o la Virgen del Carmen de su homónima iglesia en Orihuela.

Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo
Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo

Está última escultura lleva en los brazos un niño cuyo parecido con el de nuestra obra invitada es más que evidente.

El ovalo facial, el nacimiento del cabello, la frente, la forma y colocación de las cejas, la disposición de la nariz así como su dorso, punta, narinas y asas, la cuenca, forma y comisuras de los ojos, la forma de la boca y su carnosidad, la barbilla, cuello y las pequeñas arrugas en este, el dorso y palma de la mano, sus dedos y giros de muñeca así como las tonalidades de la policromía son prácticamente idénticas a las imágenes anteriormente mencionadas y otras con las que se confronta nuestra obra invitada.

La policromía de ambas imágenes es la original.

Tan solo fue reconstruido el candelero de la Virgen y las pestañas durante el meticuloso proceso de restauración al que fueron sometidas recientemente ambas imágenes.

Las conclusiones de todo el análisis realizado a la imagen, junto con el estudio de las aportaciones que ofrece la historiografía dedicada a la figura de nuestro célebre escultor por destacados historiadores, como Cristóbal Belda Navarro, y siempre teniendo presente nuestro máximo respeto hacia su figura, son los dos pilares sobre los que se sustenta la atribución a Francisco Salzillo de esta imagen de Nuestra Señora de Belén.

La falta de documentación no ha permitido establecer con exactitud la cronología de la pieza pero, por nuestros análisis y estudios así como su excelente calidad escultórica, podría encuadrarse en las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XVIII.

La desnudez de Nuestra Señora de Belén es cubierta mediante suntuosa indumentaria contemporánea a la imagen, cuyo boato y exorno responde a las directrices propias de su tiempo histórico.

Viste jubón y falda confeccionados a partir de un tejido espolinado de seda de elegante diseño listado neoclasicista.

Ambas piezas están guarnecidas con agremán y fleco de hilos de plata entrefinos.

El tejido del manto también se ha confeccionado con un rico espolín listado realizado con hilos de plata y de seda polícromos que, aunque no es idéntico a las otras prendas mencionadas, sí es del mismo estilo y reproduce su adorno.

El agremán del manto es el único elemento decorativo que no es original en este conjunto textil, sino que se trata de una reproducción actual del agremán antiguo que luce la falda y que ha sido añadido con la finalidad de dotar a la pieza de una mayor armonía.

Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo
Virgen de Belén, atribuida a Francisco Salzillo

La imagen no conservaba su orfebrería original, por ello se optó por obras de nueva creación que se inspiran y reproducen otras piezas barrocas españolas.

El cabello de la Virgen, por expreso deseo de su propietario, luce un peinado decimonónico.

El niño, a diferencia de la Virgen, se muestra desprovisto de indumentaria con la finalidad de que se pueda apreciar mejor la primorosa calidad escultórica invertida en la pieza.

Relevante y fundamental es, en la realidad cultural actual, el papel del coleccionismo como agente recuperador del patrimonio histórico-artístico de cualquier lugar, porque posibilita la regeneración, conservación y difusión del arte y la cultura con miras a la posteridad.

Los nombres de coleccionistas van ligados a grandes museos y fundaciones, permitiendo vivificar la historia del arte y alzarse como un reclamo esencial para el enriquecimiento cultural.

La adquisición de Nuestra Señora de Belén, obra objeto de esta exposición, posibilitó recuperar un patrimonio que tal vez, por la incultura y el abandono, podría haberse perdido o destruido.

Nuestra obra invitada se eleva como una pieza de relevante interés artístico y cultural para la historia del arte en Murcia por ser una creación escultórica realizada por Francisco Salzillo con la maestría, delicadeza y la altísima calidad que tanto caracterizan sus imágenes.

Con su descubrimiento, Nuestra Señora de Belén se incorporaría a la lista de esculturas de la Virgen para ser vestidas que realizó a lo largo de su carrera nuestro más estimado y célebre imaginero, a la vez que nos deja patente cuan incompleto permanece su catálogo aún en la actualidad.

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